El susurro de las hierbas: Mi conexión con la naturaleza a través de ellas
Miros Ser
11/11/20243 min read


No siempre fui una mujer inmersa en un mundo de flores y hierbas. Mis mañanas no consistían en rituales de té, ni mucho menos llegué a pensar en la plantas como posibles aliadas para mi día a día. Podría decir que llegué al mundo herbal de manera sutil y silenciosa. Puedo contarte que las hierbas no fueron un amor que tuviera desde niña, tampoco llegué a ellas a causa de una necesidad para sanar con urgencia algún malestar o dolencia.
Aunque si bien, desde muy pequeña (por usos y costumbres de mi familia y de mi tierra) estuve acompañada por las hierbas (tanto en la comida cómo en los menjurjes típicos de una cultura antigua con profundos saberes aún latentes), mi relación más directa y profunda hacia ellas nació hace pocos años atrás (a mis 28 y en mi retorno de Saturno). En ese entonces ellas se manifestaron ante mí mostrándome una posibilidad de volver al cuidado integral de mí misma de manera sutil y bondadosa con compasión, amor y cuidado.
Puedo contarte también que el impulso de comenzar mi viaje en el mundo herbal surgió a consecuencia de un sueño lúcido y poético que tuve con flores y hierbas, el cual hizo que una mañana despertara con una sensibilidad más afinada ante su presencia. Fue así que, parecido a un imán que por inercia atrae polos a su encuentro, yo comencé a vivir un interés más auténtico hacia la exploración de los reinos vegetales. Este latir me convocó a dedicar mi energía a la observación profunda de algunas hierbas y a adentrarme en el estudio de sus misterios (espirituales y científicos). Posteriormente, fui buscando las maneras de tenerlas cerquita de mí para seguir explorando sus fuerzas (recolectaba las que tenía a la vuelta, las compraba secas en almacenes y hacía visitas continuas al vivero en busca de ellas para poder tener al alcance mis propias hierbas frescas). Tenerlas a la mano me permitió desatar mi curiosidad y ponerme a experimentar con ellas de diversas maneras. Me convertí en mi propio conejillo de indias explorando la toma de algunas hierbas específicas para acompañarme en mis tristezas, creando algún oleato para darle un cariño a mi templo físico cansado, probando la creación de algún jabón con aceite de caléndula, preparando alguna tintura para aliviar las tensiones y el insomnio, haciendo también vahos herbales para limpiar mis poros o haciendo rituales de spa los viernes por la noche para darme un momento relax. Esta vinculación experimental tuvo sus consecuencias: me permitió vivir en carne propia los beneficios que tienen las hierbas para acunar nuestro ser y para ser refugio no solo del cuerpo sino también del alma.
No tengo la menor duda de que cada día que me vínculo a ellas, ya sea al elaborar un producto o preparándome la infusión de la mañana, sigo siendo abrazada y sostenida de formas muy sutiles por cada planta. Además de que el espíritu de la flora sigue haciendo crecer en mí una profunda devoción y una latente inspiración proveniente de su belleza, de sus bondades y sus fuerzas.


Para concluir, y ya que hablamos de inspiraciones, quiero contarte que este texto nació tras haber bebido una infusión matutina de azahar, cedrón y menta (una amorosa recomendación de infusión aliada para ti). Al parecer sus sabores (y saberes) despertaron en mí el deseo de compartir esta historia contigo, quizá con la intención de hacerte recordar que cuando las fuerzas de la vida (en este caso las fuerzas vivas de las flores y las hierbas) tocan a tu puerta, éstas se pueden convertir en poderosas aliadas que además de brindarte sostén en tus experiencias humanas, también pueden llenarte de inspiración para caminar en belleza y gratitud, honrando y celebrando la ceremonia de la vida.
Deseo profundamente que mis compartires te sean fuente de inspiración para que te animes (así como lo hice yo) a comenzar un camino de florecimiento, amor y cuidado a través de los ritualitos con hierbas.
Deseo también que puedas volver a recordar lo bello que es caminar en sintonía con las bondades de la naturaleza.
Gracias por leerme.
Bendiciones para todos en todas direcciones.
Con amor, Miros.